Filocpedia Wiki
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<poem> Filoctetas ascendía remando despreocupadamente a medio gas el río Anllo con una sonrisa en los dientes y un flotador naranja rodeando su cintura. No sonreía porque llevara un flotador, sino porque llebaba una Blaser Tactical 2 amarrada con cinta aislante a su maltrecho lóbulo parietal izquierdo con la que podía volarle las cejas a una mariposa a ciento cincuenta metros de distancia sin despeinarse. Los auriculares vibraban con los archiconocidos acordes Wagnerianos; el olor a napalm y a galletas Chiquilín inundaban la atmósfera, y unas cuantas prostitutas con cara de pocos amigos nos hacían cortes de manga desde la orilla. Encendí un Marlboro y eché una ojeada alrededor.

FiloctetasNow

Tan Tan, tatatantan, tantatantantan, tan tatantantan, tan tatantáaaan...

— Maldita sea, estos amarillos tienen malas pulgas. Me huele a asturianos infiltrados. Charly no hace surf, pero me inquieta sobremanera.

— Relájate y desempéñate en ese Sudoku. Cuando te necesite, te lo haré saber. Tienes suerte de contar conmigo; la pólvora muerde en el culo y no avisa. Hay unos franceses algo tarados bebiendo té y practicando actividades ilegales río arriba, lo pasaremos bien. Necesitaremos una licorería lo antes posible.

Interpreté sus palabras como pude mentras aspiraba el penúltimo eructo de gasolina de nuestra vieja lancha motora, la cabeza envuelta en una toalla. Alce la frente con las pupilas como guisantes:

— Necesitaremos dar un golpe de efecto. Quiero decir, no me apetece servir de pienso compuesto a estos jodidos cyborgs humeantes. Me pienso llevar a unos cuantos por delante, desde luego. He visto demasiadas actuaciones de Mike Donovan como para quedarme con los brazos cruzados... Esas señoritas... ¿Cuánto crees...? — Cada cosa a su debido tiempo. Intento convencer a los chicos de la ineficiencia absoluta del servicio de correos en la comarca fluvial de la Galicia profunda, pero se obstinan en lanzar mensajes en botellas difícilmente reciclables río abajo. Sus mujeres no piensan en recibir mensajes. Sus mujeres están tramitando los papeles de la nulidad matrimonial, con buen criterio. Ellos les escriben poemas y dibujan corazones sobre las cartas de navegación, lo cual me parece muy poco profesional. Estoy intentando poner un poco de orden en todo esto, y no me lo pones fácil... ¡Espera!

Filoctetas alzó su apéndice nasal. Detectaba una presencia poco reconfortante; tal vez una alimaña salvaje, algún lugareño hostil. Dirigió la Blaser Tactical 2 hacia un sospechoso bulto en movimiento.Disparó un par de veces para no dejar lugar a dudas. Se rascó la cabeza.

— Buena puntería -Argüí prestamente-. No se revuelve la cosa.

Una de las monjas presionaba su arteria femoral intentando inútilmente contener el cronométrico flujo sanguíneo, salpicando a borbotones el terreno. Les lancé una tirita: a fin de cuentas, había sido una falsa alarma. Daños colaterales, medallas del Congreso, pensiones vitalicias. No dudaría en intercambiar pellejos. Recordé la sífilis carcomiéndome el glande...

— Me parece que tenemos un problema grave. — ¿Uh? — Hay una buena cantidad de cabezas cortadas ahí delante, y todas están sonriendo... — Por suerte, traigo un par de calzoncillos extra, y una botella de orujo apenas manipulada... — Necesitaremos algo más que eso... — ¡El horror....! ¡El horror...! <poem>

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